Pero, ¿Por qué ocurre este estrés postvacacional?
Podríamos decir que es una respuesta natural ante el cambio abrupto de contexto. Y es que, durante las vacaciones, el ambiente refuerza el ocio y el descanso, generando estados emocionales agradables y menor activación fisiológica. Mientras, los niveles de cortisol disminuyen, lo que facilita el paso de endorfinas y serotonina.
Sin embargo, el regreso a la rutina implica horarios estrictos, pérdida de libertad y obligaciones que disparan de nuevo el cortisol y reducen las hormonas vinculadas al bienestar.
Qué es el vértigo o el miedo a la rutina
Regresar al trabajo o a la normalidad diaria, tal y como la conocemos, implica una modificación de los contextos de reforzamiento, donde predominan las obligaciones y demandas, los horarios estrictos y la pérdida de libertad.
El vértigo al volver a la rutina es, en realidad, un conjunto de experiencias internas (sensaciones corporales, pensamientos y emociones) que aparecen ante un contexto de transición: dejamos atrás un entorno gratificante y regresamos a uno lleno de exigencias.
- Emociones: tristeza, frustración, descontrol de la ansiedad, miedo, apatía.
- Sensaciones físicas: mareos, cansancio, dolores musculares, tensión.
- Pensamientos: anticipación negativa hacia el futuro, sensación de fracaso, comparaciones, cuestionamientos de la valía o de la capacidad de afrontamiento.
¿Qué función tiene entonces el vértigo?
Normalmente, el vértigo es una respuesta adaptativa ante un contexto percibido como amenazante. Aparece como una forma de evitación o escape.
El estrés postvacacional y, por tanto, la rutina laboral y escolar suelen estar cargadas de situaciones de menor tiempo libre y descanso (castigo negativo), y de exigencias o críticas internas y externas (castigo positivo).
Ante la anticipación de esa pérdida de beneficios o la sobrecarga de tareas, el malestar aumenta tanto a nivel físico como psicológico.
Como consecuencia, el organismo se protege incrementando las conductas de evitación: posponer tareas, bloqueos, resistencia a responsabilidades o intentos de prolongar los momentos de descanso y ocio.
¿Cuál es la lectura real de ese miedo o vértigo?
Más allá de su función de protección, el vértigo es una oportunidad. Nos invita a identificar qué queremos, qué echamos de menos y qué anhelamos. Dicho de otro modo, nos ayuda a clarificar nuestros valores: aquello que realmente nos mueve y nos hace vibrar.
El contraste de reforzadores entre vacaciones y rutina evidencia qué aspectos son más importantes para la persona: el tiempo libre, el autocuidado, la conexión con la familia, los amigos o los hobbies.
¿Cómo podemos sobrellevar y gestionar el estrés postvacacional?
Para reducir el impacto del miedo a la rutina y afrontar mejor el vértigo postvacacional, podemos apoyarnos en algunas pautas sencillas:
- Reconocer la emoción y aceptar la incomodidad como parte de la transición: luchar contra sentirla solo intensifica el malestar.
- Reconectar con nuestros valores: preguntarnos qué es importante incluso en la rutina y qué deseamos mantener o incorporar en nuestro día a día.
- Realizar cambios hacia esa dirección: introducir pequeños refuerzos en la semana que reduzcan el contraste entre vacaciones y rutina y nos acerquen a una vida más alineada con lo que queremos.
- Flexibilizar las expectativas y ajustar las exigencias: no es necesario rendir al cien por cien desde el primer día. Es mejor reorganizarse y avanzar en pequeños pasos.
Del vértigo a la brújula de valores
En definitiva, el verdadero problema no reside en la rutina o en las responsabilidades. Más bien se encuentra en el foco con el que las afrontamos. El estrés postvacacional no es una señal de debilidad, sino una adaptación a nuevas reglas del juego.
Y todo juego requiere ciertas estrategias:
- Conocer el escenario
- Flexibilizar las normas
- Decidir cómo queremos jugar.
Desde esta perspectiva, el vértigo puede transformarse en una brújula que nos oriente hacia lo que realmente valoramos. No se trata de esperar a las próximas vacaciones. El objetivo es aprender a introducir en la rutina aquello que nos conecta con la vida que queremos vivir.
Recuperar el equilibrio con ayuda profesional
Si el estrés postvacacional se alarga más allá de unas semanas, o si el vértigo de la vuelta a la rutina bloquea tu día a día, puede ser el momento de buscar apoyo profesional.
Nuestros psicólogos especialistas en ansiedad te acompañan a trabajar la gestión emocional, la adaptación a los cambios y la construcción de hábitos más alineados con tus valores.