La depresión es uno de los trastornos psicológicos más comunes y discapacitantes que existen. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta a más de 280 millones de personas. Además, presenta distintos grados de intensidad, desde episodios leves hasta cuadros graves que afectan profundamente a nuestra vida cotidiana.
Pero, a pesar de su alta prevalencia, todavía existen muchas dudas y mitos en torno a este trastorno. Una de las cuestiones más frecuentes que se hacen pacientes y los profesionales de este ámbito, es si la depresión se cura o se controla.
En CORE psicólogos contamos con más de 15 años de experiencia y hemos de confesarte que la respuesta no es simple, ya que depende de múltiples factores como la causa del trastorno, su duración, la respuesta al tratamiento y el apoyo con el que cuente la persona.
Para responderte a la pregunta de si la depresión tiene cura o es una condición que se debe aprender a controlar a lo largo de la vida, abordaremos un enfoque basado en la evidencia, analizando qué sabemos hasta el momento y qué implicaciones tiene para las personas que conviven con este estado.
Qué es la depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una profunda alteración emocional y funcional que va más allá de la tristeza común.
Por tanto, no se trata simplemente de sentirse desanimado o tener un mal día. Este trastorno implica una combinación de síntomas que afectan el pensamiento, la conducta y la fisiología de la persona, y que interfieren en su capacidad para llevar una vida normal.
Entender si la depresión se puede cura o se controla, es decir, si más bien se maneja como una condición crónica, requiere de una perspectiva científica y clínica, y de explorar los distintos enfoques terapéuticos, la neurobiología del trastorno y los factores que influyen en su evolución.
Diferencia ente depresión y tristeza
Un error común es confundir la depresión con la tristeza. Esta última es una emoción natural y transitoria que surge como respuesta a eventos difíciles o pérdidas, pero no impide que la persona siga funcionando en su vida diaria.
En cambio, la depresión afecta al estado de ánimo de forma persistente, con síntomas muy claros:
- Pérdida de interés en las actividades
- Fatiga
- Alteraciones del sueño
- Dificultades cognitivas
- Pensamientos negativos recurrentes
La diferencia entre la depresión y la tristeza radica en que la segunda disminuye con el tiempo y permite experimentar otras emociones, mientras que el estado depresivo perdura semanas o meses, interfiriendo con la vida personal, social y laboral.
Esta distinción es clave para entender por qué el tratamiento de la depresión va más allá de “pensar en positivo” o “hacer cosas que te animen”, y requiere una intervención estructurada y basada en la evidencia.
Tipos de depresión y sus principales causas
Existen varios tipos de depresión que están descritos en los manuales diagnósticos más utilizados, como son el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, APA) y el CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS)
Además, otro de los factores que nos motivan a dudar de si la depresión se cura o se controla, son sus múltiples causas:
- Interacción de aspectos biológicos (desequilibrios en los neurotransmisores, disfunción de áreas cerebrales o predisposición genética).
- Factores psicológicos (estilos de pensamiento, estrategias de afrontamiento o historia de trauma o abuso).
- Aspectos sociales (estrés, aislamiento o situaciones como rupturas, duelos o diagnóstico de enfermedades crónicas).
Consecuencias de un trastorno depresivo
La depresión no solo afecta al estado de ánimo, sino que tiene repercusión en áreas importantes de la vida como el trabajo o los estudios, las relaciones interpersonales e, incluso, la salud física.
Así, las personas con depresión suelen presentar algunas de estas casuísticas:
- Dificultades para concentrarse
- Falta de motivación
- Baja productividad
- Irritabilidad
- Tendencia al aislamiento
- Fatiga crónica
- Alteraciones inmunológicas
- Aumento de las enfermedades cardiovasculares
Claves para saber si la depresión se cura o se controla
Dada la complejidad de este trastorno, es necesario abordar un enfoque integral para su tratamiento y recuperación que nos lleva a la cuestión clave que hoy nos ocupa: ¿es posible salir de ella o solo podemos aprender a controlarla?
Así, uno de los principales debates en psicología y psiquiatría es si la depresión puede curarse completamente o si, más bien, debe ser manejada como una condición crónica con riesgo de recaídas.
Para responder a esta pregunta tenemos que volver a realizar una comparativa entre dos conceptos.
Diferencias entre curación y remisión
La curación implica la eliminación total del trastorno sin riesgo de recaída, como ocurre en algunas enfermedades infecciosas. En salud mental, este concepto es difícil de aplicar. La mayoría de los trastornos psicológicos son multifactoriales y algunos de los factores de riesgo son tanto impredecibles como inevitables.
Mientras, la remisión significa la desaparición de los síntomas hasta alcanzar un estado funcional óptimo. Puede ser total (sin síntomas residuales) o parcial (persisten algunos síntomas leves, pero sin discapacidad significativa).
Así, si una persona no presenta síntomas durante al menos 6 meses, diremos que ha alcanzado la remisión del trastorno, aunque el riesgo de recaída varía según cada caso.
Estudios científicos que abordan la curación de un estado depresivo
Para ahondar aún más en la cuestión sobre si la depresión se cura o se controla, tenemos que hacer referencia a algunos estudios longitudinales que destacan que un porcentaje significativo de personas (30-50%) experimentan un único episodio depresivo en su vida y no vuelven a desarrollar el trastorno.
La remisión completa del episodio es más probable cuando la depresión es leve, reactiva (provocada por un evento específico) o tratada de manera temprana. El apoyo social en base a relaciones de calidad, los cambios en los estilos de vida (sueño, alimentación y ejercicio físico) o la psicoterapia han demostrado favorecer esta remisión del cuadro.
Por su parte, la neurociencia ha demostrado que el cerebro tiene una notable capacidad de adaptación y cambio, que es lo que conocemos como neuroplasticidad. Durante un episodio depresivo, ciertas áreas del cerebro, como el hipocampo y la corteza prefrontal, pueden verse afectadas, pero con el tratamiento adecuado, se pueden generar nuevas conexiones neuronales y fortalecer circuitos cerebrales asociados al bienestar emocional.
Además, el desarrollo de la resiliencia (capacidad de afrontar y adaptarse a la adversidad) juega un papel clave en la recuperación. Estrategias como la regulación emocional, el afrontamiento activo y el fortalecimiento de la identidad personal ayudan a reducir el riesgo de recaídas y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
Si bien no se puede hablar de una “cura definitiva” para todos los casos, muchas personas logran una remisión completa y una vida plena con una intervención temprana, un tratamiento para la depresión integral y una red de apoyo sólida.
Cura o control de una depresión profunda
Para salir de una depresión profunda, el enfoque del tratamiento cambia de la búsqueda de una remisión total al manejo a largo plazo del trastorno que permita reducir los síntomas, prevenir recaídas y mejorar la calidad de vida.
Muchas personas pueden aprender a controlar la depresión mediante un abordaje integral que combine tratamiento profesional y estrategias de autocuidado. Para ello, la intervención se dirige en los siguientes puntos:
- Reducir la intensidad y duración de los episodios depresivos
- Prevenir recaídas mediante estrategias terapéuticas y cambios en el estilo de vida
- Aprender a gestionar los síntomas residuales para evitar que interfieran en la vida diaria.
También existe evidencia científica de la importancia de combinar la psicofarmacología (antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, antidepresivos tricíclicos o estabilizadores del estado del ánimo) y la psicoterapia basada en la evidencia.
Además, en el caso de la depresión, la terapia cognitivo conductual (TCC), la terapia EMDR o las terapias de tercera generación como el mindfulness o la terapia de aceptación y compromiso (ACT) ha demostrado ser las más eficaces para reducir los síntomas y prevenir recaídas.
Tratamiento de la depresión más adecuado
Cómo has podido comprobar, la depresión es un trastorno complejo con múltiples causas y manifestaciones. Algunas personas presentan un episodio único que remite completamente con el tratamiento adecuado. En otros casos, se convierte en una condición recurrente que requiere un manejo continuo.
Por tanto, la diferencia entre la curación y control de la depresión depende de factores como la gravedad del trastorno, la intervención temprana, el apoyo social y la respuesta al tratamiento.
Independientemente de la evolución de cada caso, lo fundamental es contar con un tratamiento personalizado y multidisciplinar, combinando psicoterapia, medicación (si es necesaria) y estrategias de autocuidado. La evidencia demuestra que, con un enfoque adecuado, es posible reducir significativamente los síntomas y mejorar la calidad de vida.
En CORE, tu clínica de psicología en Sanchinarro, tenemos muy claro que la depresión no define a la persona. Gracias a nuestra formación continua y especialización en terapia cognitivo conductual, EMDR o terapias de tercera generación, realizamos un seguimiento muy personalizado e integral que ayuda a recuperar el bienestar emocional y construir una vida plena, con o sin la presencia ocasional de síntomas.
Buscar ayuda de un psicólogo experto en depresión es el primer paso hacia la recuperación definitiva. No dudes en consultarnos para resolver todas tus dudas y empezar a dejar atrás el malestar emocional que te impide disfrutar de tu día a día.