¿Sabes qué son los trastornos alimentarios exactamente? Suelen comenzar de forma silenciosa y progresiva y, quienes lo parecen, no saben identificar inmediatamente que están desarrollando este problema ni hay un momento exacto en el que empieza a desarrollarse.
Así, puede empezar con una dieta aparentemente inofensiva, un comentario sobre el cuerpo o un intento de sentirse mejor “cambiando algo”. Pero, sin darse apenas cuenta, para la persona que lo desarrolla, la comida se convierte en un foco constante de preocupación.
Entonces aparece la culpa tras las ingestas, la autoexigencia se dispara y la sensación de no estar nunca a la altura se llega a volver insostenible.
Y empiezan a surgir los primeros síntomas de los trastornos alimenticios: vergüenza, confusión y soledad, especialmente porque el malestar puede estar normalizado o, incluso, reforzado por mensajes culturales que glorifican el control y la delgadez.
Por nuestra experiencia como especialistas en trastornos alimentarios sabemos que es común, que quienes lo padecen, intenten ocultar lo que les ocurre, por miedo al juicio o a perder ese “control” que tanto esfuerzo les cuesta mantener. Así que vamos a desgranar todo lo que ocurren entorno a esta problemática.
¿Qué es un trastorno de conducta alimentaria?
Conocidos coloquialmente como TCA, los trastornos de la conducta alimentaria se caracterizan por alteraciones persistentes en los hábitos alimenticios o en comportamientos relacionados con la comida, que deterioran significativamente la salud física y el funcionamiento psicosocial.
Aunque cada trastorno tiene manifestaciones distintas, todos comparten un fuerte componente psicológico: el malestar en torno al cuerpo, la necesidad de control, la autocrítica extrema y la dificultad para gestionar emociones.
Y es que, no se trata simplemente de “querer estar delgado” o “comer mal”, sino de una relación desadaptativa con la alimentación, el cuerpo y, en muchos casos, con las propias emociones.
Cuando esto sucede, la comida puede convertirse en una forma de calmar, castigar, controlar o anestesiar el malestar interno.
Factores y síntomas de los trastornos alimentarios
Pese a que los TCA suelen iniciarse en la adolescencia, también pueden afectar a personas de cualquier edad, género o contexto socioeconómico. Su impacto puede ser devastador si no se detectan y abordan a tiempo.
Por eso, conociendo qué son los trastornos alimentarios, sus síntomas, cómo se manifiestan y cómo se tratan es más fácil prevenirlos y hacer una detección precoz.
Desde una perspectiva clínica, tal y como lo trabajamos en CORE Piscólogos, los TCA se consideran trastornos complejos y multifactoriales. A continuación, te vamos a explicar los factores que influyen en ellos.
Variables biológicas
Los estudios actuales evidencian que existen predisposiciones neurobiológicas y genéticas que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno alimenticios. Estas son las más habituales:
- Alteraciones en los neurotransmisores, como la serotonina, dopamina o noradrenalina, que regulan el estado de ánimo, el apetito, el placer y el control de impulsos.
- Herencia genética: las personas con familiares de primer grado que han padecido TCA tienen mayor probabilidad de desarrollarlos.
- Rasgos temperamentales constitucionales, como la inhibición conductual, la impulsividad o el perfeccionismo rígido.
- Alteraciones en los mecanismos de recompensa y control inhibitorio, especialmente en casos de atracón o purga.
Estas vulnerabilidades biológicas no determinan por sí solas la aparición de los síntomas de un trastorno alimentario, pero modulan la forma en que la persona reacciona ante factores psicológicos o contextuales.
Factores psicológicos
Estos son algunos síntomas de los trastornos alimentarios ocasionados por variables psicológicas:
- Autoestima baja y autoimagen negativa, con fuerte dependencia de la aprobación externa.
- Perfeccionismo clínico: necesidad de hacer todo “bien”, miedo intenso al error, tendencia al autocastigo.
- Rigidez cognitiva: dificultad para adaptarse a cambios, pensamiento dicotómico (todo o nada), generalización.
- Dificultades en la regulación emocional: escasa tolerancia al malestar, alexitimia (dificultad para identificar y nombrar emociones), uso de la comida como forma de evasión o control.
- Altos niveles de ansiedad, inseguridad o sentimiento crónico de inadecuación.
Aspectos familiares y vinculares
La familia cumple un rol esencial en la construcción de la identidad, la autoestima y la manera de relacionarse con el cuerpo y las emociones. Estos son algunos factores de riesgo:
- Estilos de apego inseguros: relaciones afectivas caracterizadas por ambivalencia, distancia emocional o sobreprotección.
- Comunicación familiar deficiente: ausencia de escucha, invalidación emocional, dificultades para expresar afecto o conflictos abiertos.
- Mensajes contradictorios o normativos sobre el cuerpo, el éxito y la comida.
- Ambientes familiares sobre controladores o desestructurados, donde la comida puede ser uno de los pocos elementos “controlables”.
- Experiencias relacionales tempranas traumáticas o de negligencia emocional, que generan sentimientos de invisibilidad, carencia o insuficiencia.
Cuando todo esto ocurre, es muy importante no culpabilizar a las familias y comprender que ciertos patrones relacionales pueden facilitar la aparición o el mantenimiento del trastorno, especialmente si no hay co-regulación emocional suficiente.
Factores socioculturales
Vivimos en una sociedad donde el ideal estético está fuertemente asociado a la delgadez, la juventud, el éxito y el control. Este entorno genera una presión constante hacia el cuerpo “perfecto” y fomenta una relación disfuncional con la comida en la que esta deja de cumplir su verdadera función y comienza a servir a otros intereses.
Te destacamos algunos ejemplos:
- Cultura de la dieta: mensajes normalizados sobre restricción calórica, control de peso, “comida buena vs. mala”.
- Idealización de la delgadez: medios de comunicación, redes sociales y estereotipos de belleza imposibles de alcanzar.
- Hipersexualización del cuerpo femenino y patologización del cuerpo no normativo.
- Éxito asociado al rendimiento, la imagen y la productividad, en lugar de al bienestar y al equilibrio.
- Influencers, challenges y filtros que distorsionan la imagen corporal y refuerzan la comparación social.
Estas influencias socioculturales afectan a todas las edades y géneros, pero especialmente a influye en los trastornos alimenticios de etapas de construcción identitaria como la adolescencia.
Cómo abordar un tratamiento para TCA personalizado
Una vez abordado qué son los trastornos alimentarios y los aspectos que más influyen, vamos a ver cómo es el tratamiento de un TCA en nuestro gabinete de piscología de Sanchinarro.
En CORE trabajamos desde un modelo psicoterapéutico integrador, que combina enfoques basados en la evidencia científica para ir mucho más allá del peso o la imagen corporal. Y, todo ello, para que la persona recupere un patrón alimentario saludable y tenga una relación más segura con su cuerpo, sus emociones y sus vínculos relacionales.
Lo primero es poder evaluar la sintomatología y el resto de variables asociadas a trabajar (conductuales, cognitivas, emocionales, relacionales…) Con esta información, elaboramos un plan de tratamiento personalizado y adaptado a la casuística concreta y a la persona que tenemos delante.
Los tratamientos para los TCA suelen extenderse en el tiempo, por lo que es preciso el acompañamiento de las familias durante todo el proceso si ellos lo necesitan. Una vez restablecida la identidad y funcionalidad de la persona lejos del trastorno, es importante hacer un buen trabajo de prevención de recaídas para detectar señales de alarma en el futuro y el afrontamiento de la realidad de su día a día desde herramientas más saludables y funcionales que las que le llevaron a desarrollar el trastorno.
La complejidad de estas patologías también lleva a trabajar de forma multidisciplinar, en la medida de lo posible, con el resto de profesionales de la salud dedicados a estos trastornos.