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Las crisis son parte natural de cualquier relación de pareja, pero cuando se repiten o no sabemos cómo gestionarlas, es habitual que surjan dudas sobre cómo avanzar o si tiene sentido pedir ayuda profesional.

En ocasiones, las discusiones se intensifican, otras veces se instala el silencio, la distancia o la desconexión emocional. Y, en medio de ese malestar, surge una pregunta inevitable: ¿la terapia de pareja funciona?

No es raro que una o ambas personas duden antes de tomar la decisión de acudir a consulta. ¿Y si no sirve para nada? ¿Y si el problema está en “el otro”? ¿Y si ya es demasiado tarde? Estas dudas son comprensibles, sobre todo cuando se ha intentado solucionar las cosas sin éxito.

En este artículo te explicaremos para qué sirve la terapia de pareja y qué factores son determinantes para que el proceso tenga un impacto real. Porque, aunque no existen soluciones mágicas, sí se pueden elegir otro “rumbo” que puede ayudar a transformar la relación.

 

Para qué sirve la terapia de pareja. ¿Realmente funciona?

 

Las sesiones de pareja no son solo un espacio para resolver discusiones puntuales, sino que forman parte de un proceso terapéutico que permite observar la relación desde una nueva perspectiva.

Así, sirve para mejorar la comunicación, recuperar la conexión emocional, manejar los conflictos de forma más sana y replantear los acuerdos de una relación.

Ahora bien, muchas personas se preguntan si realmente funciona la terapia de pareja. ¿Hay evidencia detrás de este tipo de intervención? ¿Depende solo del terapeuta o también de los miembros de la pareja?

Al igual que otras terapias, la terapia de pareja está avalada científicamente. Es decir, existe una ciencia que la respalda. En consulta, resaltamos las figuras más importantes en el recorrido de entrenamiento: el terapeuta, el paciente A, el paciente B y, sobre todo, la pareja.

Este último es el foco principal, ya que representa el sistema, la “barca”. Con ayuda de un buen patrón de navío, que acompaña y ofrece las diferentes herramientas, será posible poner en marcha esa barca en la dirección elegida.

Pero como cualquier ciencia, hay que tener presentes los factores y variables que facilitan o dificultan el proceso terapéutico, ya que no existe una “fórmula mágica”. Vamos a ver cuáles son los elementos que más influyen entender si la terapia de pareja funciona realmente.

 

Compromiso entre los protagonistas

La participación activa de cada uno de los miembros es necesaria para poder trabajar en equipo. Porque, en general, el compromiso con la terapia ha sido siempre un buen predictor de éxito terapéutico, al igual que ocurre entre los miembros de la pareja. Favorece la motivación, a la vez que disminuye la resistencia al cambio.

El compromiso con el proceso facilita la conexión y la empatía, lo que reduce la desigualdad de roles, al asumir la responsabilidad sobre el problema y reducir el círculo de reproches y culpas.

Cuando hay una notoria diferencia en la implicación, aparecen dificultades que alejan a la pareja, dejando el navío a la deriva.

 

Constancia y duración

Como cualquier otra conducta, la constancia facilita el entrenamiento y, con ello, el aprendizaje de las herramientas necesarias.

Además, la constancia permite que la pareja pueda atravesar las diferentes fases del proceso, ya que no es un procedimiento lineal, y posibilita aprender en momentos de mayor vulnerabilidad sin abandonarla, acercándose con naturalidad al funcionamiento sano de una relación.

Desarrollo de la flexibilidad psicológica

El desarrollo de flexibilidad psicológica en ambos miembros es un buen predictor para saber si la terapia de pareja funciona.

Entrenar en flexibilidad permite:

  • Identificar los patrones inflexibles o inadecuados de cada uno de los miembros, así como de la pareja.
  • Tomar distancia de los pensamientos o conductas verbales aprendidas hasta el momento, y poder ver más allá, sin dejarse llevar por ellos, para estar al mando del propio comportamiento.
  • Identificar lo que es valioso para cada uno y para la relación.
  • Aprender de manera continuada transformando las acciones en relación a la pareja.
  • Entrenar a nivel emocional y conseguir manejar y aceptar las emociones desagradables dentro de la relación, sin necesidad de luchar o de huir.

 

funciona la terapia de pareja

 

Tener claridad y reconectar con los valores compartidos

Los valores son cómo las brújulas que orientan y guían nuestro camino. En pareja, los valores serian ese mapa compartido que da sentido a las acciones.

Cuando las personas conectan con lo verdaderamente importante en su relación, tendrán más facilidad para acercarse y compartir.

Los valores permiten reconectar en momentos de desconexión, seguir construyendo aún con las dificultades, evitando la polarización en cada uno de los miembros en momentos de crisis. Esto es, ayuda a elegir y no actuar desde la herida.

 

Escucha activa

Escuchar y no oír nos permite ver al otro, y ver al otro contribuye a ver la necesidad y situación de la pareja, de la “barca”.

Según la teoría del apego, las personas necesitan sentirse vistas, comprendidas y sostenidas. Cuando más vulnerables estamos, como pudiera ser ante un conflicto o una crisis en pareja, esta necesidad se hace presente.

Escuchar de manera activa, ayuda a validar la experiencia del otro, favoreciendo el apego seguro.

 

Focalizar en la pareja

En los casos en los que los miembros son padres y/o tienen familiares a su cargo, es importante respetar el espacio de la pareja, tanto para la asistencia a la terapia, cómo el espacio de acción fuera.

Las relaciones son como las “instituciones”. Cada organismo tiene su relevancia, su espacio, su momento y sus protagonistas. Seleccionar y dedicar tiempo y cuidado a cada institución favorece la supervivencia de cada una de ellas, en este caso, la de la pareja.

Es cierto que puede seguir siendo importante, para los miembros, la familia, pero mezclar instituciones acaba degradando las relaciones y difuminando los valores.

 

Tener un espacio seguro con el terapeuta

Sentir un lugar de calma y seguridad en las sesiones, basado en un vínculo seguro con el profesional experto en terapia de pareja, refuerza y favorece el avance en la relación y el proceso terapéutico. Además, genera la construcción de la confianza, siendo un reflejo y un entrenamiento con el terapeuta y la propia pareja.

 

En definitiva, la terapia de pareja funciona, sea cual sea el objetivo. A veces será para continuar y otras para separar los caminos por una infidelidad, la falta de comunicación o el motivo que sea.

Y es que, la importancia recae en la implicación activa, en la apertura al cambio (desde un punto de vista individual y de pareja), y un buen asesoramiento.

 

¿Necesitas que ayudemos a tu barca vaya en el rumbo elegido?